14.12.25

Si te preguntan, diles que quise dar el salto como en aquel sueño lúcido, que me enamoré de esa sensación, que es lo que más me ha llenado el corazón; que siempre tuve la curiosidad de experimentar el más allá, ¡que no pude esperar!

Me pregunto con qué canción me recordarás. 

- ¿Cuál sería el valor real del perdón, las promesas y los juramentos? No hay valor intrínseco, son artefactos sociales que crecerían en valor mientras más de ellos se cumplieran, y ese mismo poder que les otorgamos podría bien distorsionarlo todo, crear más confusión entre las personas.

 - Me has dejado pensando, y sintiendo una impotencia que ahora estoy tratando de extinguir, pero pelea de vuelta. Es un trabajo tedioso definirse y definir todo, y de vuelta definirse bajo esas nuevas definiciones; es un trabajo que parece nunca acabar. ¿Podría ser que si dejo de hacerlo me desvanezco en el aire?

 - Hablando de definiciones: ¿Has sido diagnosticado con algún trastorno mental? Esa forma de catalogarse siento que, dependiendo del trastorno, alimenta la noción de pertenecer, y a su vez de ser, lo que inhibiría la flexibilidad que se requiere para fluir con una realidad que seguirá andando y que dejará a todos los que no se muevan, atrás.

 - Entiendo el sentido de permanecer, da una seguridad para multiplicarse, lo cual parece ser hasta ahora el punto de la existencia... ¿O me dirás que el viaje individual de crecimiento mental o espiritual, o el conocimiento más noble de la realidad, es el punto de la existencia?

- Ciertamente algo entre las dos cosas, no están peleadas... Se multiplican porque no han llegado al punto, tal vez el siguiente sí, pero sin saber cuál es el punto se pone difícil. Pensar en la existencia es fácil, lo difícil es el enredo local, la experiencia más directa. ¿Y si resolviendo ese nivel nos da más respuestas que mirando hacia arriba?

- Por cierto: ¿No tenías que tener estos diálogos con alguien más?

- Es verdad, pero ya no está.

- Eres tú quién ya no está.

- ...

- Mira, hay alguien detrás de ti. 

 

Las respuestas siempre están en el corazón. Y en el mundo hay un exceso de palabras, cosa que indica la indisposición de la humanidad para entender(se), uno mismo y a otros (como si fueran cosas diferentes).

[En realidad podría ser todo lo contrario a lo que dije, o tal vez el lenguaje fue lo que pensamos que era mejor.]

Me asfixia la confusión, ¿qué hago? Me encuentro en una desesperación ahogada que no logro comprender, tan calmada y tan profunda a la vez. No creo que haya sentido exactamente esto antes, pero igual se siente familiar... Es una paz extraña, como resignación, como que crucé hace rato y por eso ahora lo siento tan tranquilamente. Y aún siento esa confusión, tal vez hasta miedo. Siento que otras veces que he sentido esto pienso que estoy sintiendo lo que es morir. ¿Será que entendí algo?... O ¿será que estoy pasando por una suspensión de mi definirme? Increíble, es como cuando soñé que saltaba al espacio, y contaba con que nunca antes lo sentí y que jamás volvería a sentirlo, esa profundidad en mi pecho, esa cosa parecida al miedo pero sin miedo realmente.

 

No sé si estoy dispuesta a sentir más confusión a cambio de aprendizaje, estoy exactamente entre los dos puntos.